Adiós a una mujer

Retroceder el tiempo para sentarte junto a mi y abrazarte como en los sueños.
Tu mirada intranquila, tu tristeza escondida que dejaba perplejos a toda la familia.
Mujer fuerte, sangre del pueblo sureño mirarás y deleitarás tus ojos desde allá junto al hombre que te robo la voz y cello tu llanto.
Cuida mi alma, cuida mi cuerpo desde el cielo. Regalame abrazos y llantos, regalame risas y espantos.

Dedicaré mi arte y mis colores para que cubras tu ángel de amor. Te escribiré día y noche sin dolor. Cuidaré a tu hija poeta, tu maestra favorita, cuidaré a tu nieto que llevaba tu cuerpo a caminar por calles de Santiago, donde siempre estaba el café de los recuerdos, de amores y consejos.
Romperé mi alma del llanto pero extrañare tus manos junto a las mias, tus abrazos dulces y tu alma mapuche.
Visita mi cuerpo dormido y llename de dulzura querida Eulogia.

Tan solo eras una, solo una fuerza de una generación inesperada en vida, pero ahora acabaste la fantasía de los sueños, cerraste el aroma de la vida.

Cuidame y cuidate hermosa mujer ... para ti viviré.