Después de tanto caer, aterricé en una nube fría y gris, pero a la vez era tan suave como la piel de un bebe o como las manos suaves de una madre. Recuerdo que ese día hacia frío, tenía los pies congelados y mis ojos no solían pestañar, no era la nieve, no era dolor, tan solo era ese frió intenso que estaba en mi cuerpo y había paralizado mis ojos. Luego, sentí que mis ojos estaban cellados, me guié por el tacto, mis pies avanzaron y de un momento a otro caí de la nube, volé , volé y volé. Mi pelo era un enredo, mi cuerpo tenia plumas, mis pies cada vez iban mas cerca de la ciudad, pero mis ojos seguían cellados, no podía ver la rapidez del vuelo ni tampoco podría ver mi aterrizaje fatal. Pasaron segundos y sin darme cuenta mi corazón latía descontroladamente, mi reloj iba en sentido contrario, mis pies eran mis manos y los dulces recuerdos se acercaban mas y mas a la actualidad.
De un momento a otro paré, los pájaros se rieron de mi, pero a mi no me importo... tan solo no quería aterrizar y que mi cuerpo quedara como un rombecabeza, ni que mis labios se debilitaran y se quedaran perplejos igual que mis ojos al sentir que yo ya no estaría en lo que todo conocemos hoy como planeta tierra.




2 comentarios:
Rápido, reloj y cielo, son cosas que describen mi vida.
Saludos =*
Me encanto :) a mis 17 años tengo ideas en mi mente muy similares
Publicar un comentario