
El roció cubrió las sabanas de dolor. El sol, la voz y mi voz, el abrazo, un adiós y las manos tibias de color. Se quedo el alma entre las espinas del final encarnecido sobre las pieles de los extraños amantes. Buscaron refugio en el lugar de los sueños y piel sobre piel, florecía la vida que tanto querían, que su cuerpo pedía y sus voces gritaban.




1 comentario:
Me los imaginé en una cueva.. me los imaginé lloviendo, con fuego pero con temor. Pero Juntos :)
Que bonito Magdalena... Corto pero intenso
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